jueves, 20 de noviembre de 2008

Niebla

Cuando se disipó la humareda sólo se podía ver el cuerpo de Jerome tendido en el suelo.

Nadie entendía cómo un chico tan inteligente, tan coherente en todo lo que hacía, se había podido meter en un lío semejante.
Unos decían que el sexo con unas faldas demasiado cortas le había nublado la razón, otros, que era demasiado bueno para dejar a alguien en la estacada. Los había que "siempre habían desconfiado de alguien tan callado y prudente". Pocos podían entender que únicamente se trataba de amor.
Aunque todo eso carecía de importancia, porque nadie conocía realmente a Jerome.

Ella entró deprisa. Cerró el paraguas y se lo dio al camarero temblando. Pidió una mesa cerca de la ventana y un martini seco.
Estaba muy nerviosa. Nunca había pensado que él llegaría tan lejos. Pero ahora daba ya todo igual. Estaba muerto... y ella no había hecho nada para evitarlo.
Lágrimas de rimel se deslizaban por sus mejillas, sus dedos martilleaban sin descanso el vaso recién servido y se cerraban entre pausas sobre las manos, hiriéndolas. Él estaba muerto... ¿qué pasaría ahora?


La noche en que todo comenzó, Ellis estaba borracho... como tantas otras noches. Donald, Stuart, Jimmy y Ellis se reunían en McGinley´s para bañar los aconteceres de la semana en litros de alcohol. Era lo mejor después de acarrear sacos, cajas y barras de hierro todo el día en el muelle... y estaban las chicas de Boston College. No se podía pedir más.

Entonces ella entró por la puerta...



CANCIÓN RECOMENDADA TRAS LECTURA: "My Mistakes Were Made For You" de The Last Shadow Puppets.

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