Cuando el misterio hace resurgir
las cenizas que dejaron aquí,
nunca se volverá a repetir,
pues otro destino ha de comandar ese barco.
Guiado con ojos de perla,
voz de mando serena
y porte recio y gentil.
Cual sirena ordena,
y bajo ese influjo,
obedecer es rendirse a ella.
No hacerlo es igual que mentir.
Vivir el deseo de ser rescatado
o de naufragar directamente.
Morir ahogado en pensamiento.
Renacido por labios convencidos...
Dejarse llevar a ese puerto.
Todo perlas que miran,
terciopelo que roza,
comedia que me habla,
poesía que siento mía.
Los barcos se alejan
y otros los devuelve el horizonte.
Gentío, gritos, carreras...
y voces quedas.
Y brilla el aire que
por doquier entra en mi vida.
Respiro suspiros y voces dulces,
canciones cursis de amor tonto,
me alimento de cada rostro delicado y alegre.
Todo por vivir ese deseo
o naufragar directamente.
Morir ahogado en pensamiento
o renacido por labios convencidos.
Me dejo llevar a ese puerto.
ESTO LEERLO SIN MÚSICA, PARA VARIAR.
El gigante se despierta
Hace 15 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario